Menjunjear Perdidos en Tokio, 21 gramos, Amores Perros y Crash no se vale aunque sea para hacer una buena película, porque no sé quién resiste 140 minutos de deja vú.
Se que todo el mundo ha amado esta película. Yo no. Quede con la sensación de querer más en el cine. No la odié, se valora por lo que es pero el resultado es dispar si nos atenemos a la definición del propio Alejandro González Iñárritu que trata de una película que habla en el idioma de las emociones y acerca de la falta de comunicación.
Voy a reseñar brevemente la situación (no voy a contarles nada que este fuera de los trailers): Una pareja norteamericana que pasa por una crisis (Pitt y Blanchet) está en Marruecos intentando darse un tiempo para ambos mientras en San Diego su nana, una mexicana residente, queda a cargo de sus hijos en vísperas del matrimonio de su propio hijo en Tijuana, y una adolescente japonesa sorda que intenta de alguna forma integrarse a su sociedad y su padre que intenta comunicarse con ella luego de una tragedia familiar. un incidente entre dos hermanos que terminan baleando un bus de turistas con el rifle que su padre compró para espantar los coyotes. todo se desencadena con un tiro en la cabeza en Tokio tiempo antes.
Hasta aquí todo bien, y no voy a mencionar más escenas, la película (al revés de 21 gramos), no pone tanto énfasis en los diálogos (breves o extensos) sino que en las imágenes, en los contrastes, en que sucede cuando se mezclan 2 razas o pueblos distintos sin mala intención o sin intención clara. Como dice el pendex de la zona de contacto (si, hay bodrios que sobreviven ahí y cosas muy rescatables cono este comentario a lo niñito de 7 años y trasnochado): “El mundo es un pañuelo. El mundo es una porquería. De eso se trata Babel. Aquí no está la felicidad de ser de distintas razas que salía al final de Armageddon cuando muere el cometa, o en el panfleto de los Testigos de Jehová donde salen todas las razas haciéndole cariño a un león en el paraíso”,
El director no termina de concretar los motivos pues en la persecución de ellos se le cuelan guiños involuntarios a otros filmes (¿autocopia?) y el tema de la multirracialidad en una película coral ya lo vimos hace más de un año en Crash en una situación relativamente más palpable que la que se describe en Babel, no existen las coincidencias, sino las consecuencia de los actos como algo natural e inevitable.
Las intenciones son buenas pero el director se queda flojo en algunos personajes, y exigió a otros al punto del llanto de lo buenos que le quedaron. Gael García está completamente demás y es un crédito sólo por su nombre, aunque su rol lo ejecuta perfectamente. Pitt y Blanchet se ven mucho pero no hacen más que desesperarse durante todo el filme lo que a una hora transcurrido agota. Mucho mejores están las historias de la familia marroquí y las circunstancias que la rodean, ergo emociones que se generan (he ahí un reflejo correcto o mejor dicho más sólido de lo que quería lograr el director), la nana mexicana y lo que sucede por causa de una irresponsabilidad que para nosotros se ve mínima, pero que en la frontera México-EEUU es crucial, y la que a juicio personal es la más conmovedora y desgarradora de todas la de Chieko la adolescente japonesa, una historia muy secundaria que no parece tener relación con el hilo principal, pero que se descubre a medida que avanza. Ella es sorda y ese elemento le da un valor agregado que sí es la representación fiel de las palabras de Iñarritú de las que hablé en principio y cito textual: “pueda la película hablar en el idioma universal de las emociones… la película habla precisamente de eso, de la falta de comunicación”.
La historia de Chieko podría merecer una película por sí sola aunque los guiños involuntarios (o no) a Perdidos en Tokio son evidentes. Por ahí va la cosa, la soledad que produce en no entenderse, ya sea porque frente a un situación en un país extraño no hablas árabe, no entiendes lenguaje de señas, el sonido es un eterno vacío o porque un policía te golpea mientras le habla en francés, o bien por que suceden cosas que se ocultan en tu familia condimentado con algo de envidia, deseas desesperadamente ser aceptado o no te quieres perder el día más importante en la vida de tu hijo.
Babel es eso, de ahí el nombre, preguntas en un idioma y respuestas que no se consiguen o sí, pero en otro. El show de la incomprensión más básica. Esa es la esencia de Babel y que hace a la película rescatable.
La discriminación que se ve en Crash acá se replica en frases despectivas de un lado a otro, la interconexión de historias lo hizo el mismo director en 21 gramos y la vida como una sucesión de hechos inesperados con la negación de la casualidad y vista como la simple consecuencia de esos hechos es lo que se vio en Amores Perros.
Menjunjear Perdidos en Tokio, 21 gramos, Amores Perros y Crash no se vale aunque sea para hacer una buena película, porque no se quien resiste 140 minutos de deja vú. Claro que si no viste ninguna o no todas, puedes festinarte con esta y encontrarla de notable factura y maestría. Oficio a Iñarritú no le falta, lo que le falta es una nueva historia que contar.
1 comentario:
puta, el día que pueda comentar una película así... en general nunca tengo tal claridad para saber porque me gustó una peli o porque no, al menos no tan consciente, pero podrías escribir la crítica de cine =)
***********ADVERTENCIA!***********
SI NO HA VISTO LA PELICULA NO LEA
tu crítica me interpreta, y además no me gustó nada que fuera tan disgregada la cosa, y no tanto por la weá internacional sino que por las historias en si, sobretodo lo que pasa en el pueblo del marroquí con los esposos, demás viajantes, bus, chofer, sra chamánica-marrakesh, ambulancia, helicóptero, etc... las escenas no pesan, pudiendo hacerlo, como la meá de la blanchett.
es curioso que la historia central (no principal) guatee tanto, para mi es lo que caga toda la cinta.
*********FIN ADVERTENCIA*********
amo el cine contigo de todos modos
y babel había que verla, mal que mal
TAM!
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