martes, enero 15

Berano

Hoy amanecí extraño, con esa sensación mental de haber perdido tanto tiempo, de haber omitido tantas palabras de haber dejado de hacer tanto que hubiese querido. Amanecí de cierta forma culpable conmigo mismo por el estado de abandono en que me tuve durante tanto tiempo.
Me explico. En realidad no lo voy a hacer, porque si usted leyera esta bitácora hacia atrás no necesitaria una explicación. Se daría cuenta de que he podido redactar mis párrafos más patéticos y a veces inclusopecar de falta de sinceridad. Eso hace años ya, hablo de los primeros meses que borraría sin lugar a dudas pero que me resisto para no caer en la tentación del olvido.
Ahora que es verano, con mucho tiempo, sol, calor y poco aire, las ideas se resecan y como un canasto de trigo deshollejado que se mueve comienza a reflotar lo que no tengo ganas de pensar, eso se suma a que hacen varios días que P. esta fuera de Santiago en viaje de familia/trabajo y aunque llega hoy, no deja de pasarme esa sensación de tiempo vacio, que se compara a los otros tiempos vacios de antaño, con la dieferencia que los de antes no tienen solución alguna y la sola idea de recordar, sumar, evaluar costo de oportunidad y comparar luego con el uso efectivo de ello me trae un saldo demasiado negativo que me sume en un proceso angustioso y poco amable de mí para conmigo mismo. Cuando Sontag escribió su viaje a China, junto a todo lo que contaba, yo no dejaba de pensar que se trataba de una cuenta truculenta y lena de pesar acerca de equilibrios positivos y negativos acerca de las cosas y siempre que hago esto me acuerdo de ella.
Que debiera estar haciendo ahora: uhm trabajar, la verdad podría hacerles caso y disfrutar todo lo que el verano tiene para ofrecerme, le amo, amo el sol, andar sopeado de calor porque me puedo mojar como los rotos en la pileta (yo con mi botellita de agua) sin que nadie me diga nada ni me mire con nara de espanto porque me echo agua en la mollera y la nuca (sí! y ésta chorrea por encima de mi polera probablemente porque no lo hago con ningun cuidado), luego en invierno extraño demasiado la shala, el shor', la shupalla y el jugo de huesillo que venden en cada esquina de este país. Sin embargo, no tengo un duro para el juguito ese, ni para un par de shalas nuevas (las que tengo no pasan de febrero, lo juro) ni para pasear, ni playa, ni campo, ni norte o sur, extranjero, jajajaja.... y la verdad que entre el ocio de hacer poco y nada excepto los días en que salgo a aplanar calle, llamo al amigo del tío, al amigo de mi mamá, al hermano del padre del hermano de la amiga de mi amiga, la lectura no es suficiente, un parque no lo es, pasear al perro tampoco, sacar a la hermana a pasear no lo es. ¿saben por qué? A pesar de ir al cine, piscinear, invitaciones de los amigos, aprovechar el colapso teatral de enero y varias cosas más TODO, pasa en Santiago.
No me malentiendan, adoro Santiago, amo salir por la ciudad, enero y febrero hacen a santiago de lo más agradable. Pero si quiero seguir amando esta ciudad en esta fecha necesito estar ocupado en algo aunque sea por amor al arte o un trabajo que me financie el juguito del rey del mote con huesillo que está afuera de la Pergola Santa María y me haga olvidar que deseo con locura estar al menos en Paine por el día para respirar un aire distinto de esta ciudad que me tiene ahogado hace unos 5 meses sin piedad. Idealmente pido una semana, sólo una semana en una playa con poca gente, un quitasol mi bloqueador, mi música y todos los libros que no leí el año anterior y los artículos que recorté y dejé guardados para más adelante.

Hace algunos pocos años, mis amigos estaban tan ociosos como yo. Eso era realmente estimulante porque hasta salir a caminar a las 4 de la tarde era todo un panorama para ir descubriendo lo que pasara, tomar un helado, o un café, leer capítulos enteros en librerias y leugo comprar dulces para tomar once, fantaseando de lo esnobitos que podríamos llegar a ser cuando egresaramos. Hoy todos hacen sus tesis, otros ya trabajan, otros se han ido perdiendo con o sin razón, más sin que con en todo caso. Me gusta pensar en los futuros colegas junto a un cementerio, a lo Bolaño, discurrir lo que suceda dándole más de una vuelta y no angustiarme tanto por lo que no parece relevante. Creo que al menos para mi sí.

Buenas tardes

PS: Sobre la foto, no tiene ningun sentido con esto, es el carro funebre de Claire Fisher, a ella yo le amo platónicamente.

1 comentario:

Camiyo dijo...

He llegado a la conclusión q la mejor época para ir a la playa es invierno...

Aunq el verano aca es sofocante, igual al salir se nota q hay menos gente y se pueden hacer mas cosas. Ah! hay un festival de cine en la cato por ej., ahi tienes algo para hacer.

Saludos sopeados!