... dicen que no hay peor caña que aquella que se queda pegada al cuerpo, pero desde dentro. Esa que te recuerda que piensas, a veces, y prefieres que nunca te suceda. Hoy es día de caña moral. Culpable. Pero asumida. El estomago sí que duele de verdad, y no es por más o menos alcohol en la sangre. Drogas tampoco. Es por hacer/decir lo que no se debe, o cuando no se debe. En fin, no se debía. Sólo eso.
Salud.